viernes, 7 de julio de 2017

Entrevista a César Sánchez Beras, Premio Anual de Literatura Infantil Aurora Tavárez Belliard 2003



¿Por qué escribe para niños?
En un principio, escribir literatura para la audiencia infantil, fue un asunto meramente particular. Quería escribir para mis hijos, para mis nietos, para mis sobrinos. Pero mi blanco de literatura cambió para siempre, cuando tuve la oportunidad de interactuar con los niños y niñas de nuestras escuelas públicas y privadas. Los niveles de inteligencias, de agudeza, de creatividad, de asombro de nuestros muchachos, me desafiaban como escritor, como padre, como maestro que he sido casi toda mi vida. Cada nuevo propuesta que empiezo es un desafío visceral para un autor que convive con una infancia y adolescencia que atraviesa la era digital y la postmodernidad.  Escribir un texto que los muchachos no puedan predecir, que no puedan encontrar en la red, es una especie de caminar sobre la  navaja del desafío autoral.

¿Quiénes le han influido más a la hora de escribir?
Puede quizás parecer rara mi respuesta, pero me han influenciado los más diversos elementos y autores. Por ejemplo me influyó el maestro  Juan Bosch, Marcio Veloz M. y Adela Basch. Además tengo la influencia de todos mis colegas que escriben literatura infantil, pues sus excelentes obras demandan mi atención como lector/escritor. Pero en particular me ha influenciado la capacidad de asombro e interrogantes de los estudiantes que piden situaciones de mis textos, lo que a veces yo como adulto, no veo con la claridad necesaria.

¿Qué siente un adulto al escribir para niños?
En mi caso personal es una especie de viajar en una dimensión paralela. Visualizar y escribir un texto desde el ojo de un niño, sin dejar de ser adulto.  Es un trabajo demandante, exigente, pues la audiencia infantil no tiene media tinta, o le gusta o no le gusta. Además cuidar todos los otros detalles, nivel de lengua, respeto por la edad, por la inocencia, por la identidad, por las raíces del niño para que ame lo universal sin dejar de apreciar lo propio. Todos estos elementos completan la maravillosa aventura de escribir para los chicos.

¿La literatura infantil puede solucionar algún problema?
Toda literatura resuelve problemas e incluso también los crea. En el caso de la literatura infantil, el solo hecho de crear un nuevo lector, de lograr que los infantes lean, es una manera de crear adultos conscientes, críticos, inteligentes, cívicos. El hecho de involucrar   un salón de clase en la lectura, comprensión y discusión de un texto, es una tarea que no solo resuelve problemas inmediatos, sino que evita futuras inconductas de los próximos ciudadanos.  Muchas lecturas trasmiten a nuestros pequeños  la tolerancia, la solidaridad, la alegría, el amor por la flora, el respeto por la biodiversidad,  el buen arte de compartir, la felicidad en su estado primigenio.

¿Qué otros libros está trabajando para nosotros?
Aunque escribo literatura para adultos e incluso he sido favorecido por la crítica y los jurados, soy esencialmente un autor para la audiencia infantil y juvenil. Tengo doce libros que esperan su turno para llegar al estante de los chicos. Puedo adelantarte estos:
“Juego de Asombro” (Haikus)
 “Niñas de Ojos de Agua”, (Teatro)
“El Niño a Quien Dios le Regaló la Música”, (Cuento)
 “Bajo el Sol de Miragoane”, (Novela Infantojuvenil)
“Alfabeto Poético del Monte”, (Poesía)
Ecuador Para Niños, “(Poesía)
 El Sueño de un Gran Marinero”, (Cuento)
“Sapito Azul y el Misterio Sonoro”, (Décimas infantiles)
“Tinma, el Guerrero de los Andes” (Leyenda)
“Sebastián, Rey de Lampirandia”, (Cuento)
“Al Otro Lado de la Ventana” (Novela infantojuvenil)

… y algunos más que el creador en su misericordia me ha regalado.

¿Por qué el humor siempre está presente en sus escritos?
Nadie aprende en un ambiente donde no es feliz. La risa, el humor, la imaginación, las situaciones hilarantes, son condiciones inherentes a la infancia. Un texto muy rígido a temprana edad puede alejar para siempre a un lector. No se trata de hacer un libro de humor, sino de contemplar escenas cotidianas desde el punto de vista de la hilaridad del niño. En mí caso particular, mis textos dramáticos para los infantes siempre tienen en común el humor y la versificación octosílaba.  Pues el teatro se apoyó en el verso en sus inicios y todavía sigue siendo válido este recurso. Los versos de ocho sílabas, que  son los de más fácil memorización, son para mí un recurso también importante. Igualmente me valgo de todas las estrofas posibles, pareados, haikus, cuartetas, tercetos, décimas y sonetillos. La musicalidad de la versificación no forzada, es un ingrediente también de gran ayuda para llegar a los nuevos lectores.

¿Qué es más importante, educar o divertir?
Para mí son dos eslabones muy próximos. Educar divirtiendo. La educación, la instrucción, el traspaso de los elementos constitutivos  de la identidad y la cultura, no tiene que ser una jornada aburrida. Pero ojo, mis textos no son para moralizar o enseñar civismo. Si eso ocurre es genial, pero mi blanco es que el niño lea, que imagine, que piense, que critique, que interrogue, que desafié la inteligencia del autor. Escribo para acercar al niño a los muchos caminos que tiene la literatura para llegar a  la felicidad.

En clases de Biología
yo siempre soy el mejor,
Igual  ciencias o  español
arte, inglés o geometría.
Pues tengo la mejor guía
para saber dónde están,
los datos que me dirán,
la razón de cada cosa.
Es la enciclopedia hermosa
que se llama TOBOGAN


--
César Sánchez Beras
World Language Department
Math & Science  High School
Math Science Technology

70-71 North Parish Road
Lawrence, MA  01843

cesabe90@hotmail.com
tpmpoeta@yahoo.com.ar
http://cesarberas.blogspot.com/

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