sábado, 10 de abril de 2010

Los cuentos forman la mente del niño

Limpieza del cristal que guarda la obra del maestro Gustave Doré sobre Caperucita Roja y el Lobo, símbolo del libro del Dr. Bruno Bettelheim "Psicoanálisis de los cuentos de hadas", que hizo constar la "función liberadora y formativa" de los cuentos. Asimismo, esta obra cimentó la corriente de simpatía y defensa de los cuentos maravillosos como fuente de placer estético y de sostén moral y emocional para la infancia.


ROSANA TORRES

Felicidad Orquín es de esas personas que han logrado ser incuestionables por todo un sector profesional que la considera un referente indiscutible, incluso internacionalmente. En este caso, en el del mundo de la literatura infantil y juvenil, al que sigue ligada.

Como editora creó y dirigió la colección Labor Bolsillo Juvenil, así como Austral Juvenil y Austral Infantil en la editorial Espasa-Calpe, donde también dirigió la colección de ensayo Espasa-Mañana y fue directora literaria. También destaca como investigadora y crítica de literatura infantil, labor esta última por la que recibió el Primer Premio Nacional de Crítica de Literatura Infantil, en 1980.

Orquín, además, ha estado implicada con los movimientos de renovación pedagógica y feministas de los años setenta. De hecho, otra vertiente de sus actividades es la relacionada con temas de género, escritura femenina, las imágenes sexistas en los libros para niños o el espacio social de las mujeres.

Aunque se muestra prudente, no deja de mostrarse sorprendida de que alguien considere la posibilidad de vetar cuentos de la narrativa tradicional. Piensa que forma parte de ciertos abusos en nombre de lo políticamente correcto. Está de acuerdo en que se busquen otras fórmulas, otros relatos que, en la literatura para los pequeños, otorguen a la mujer y a   la niña otro papel más igualitario, pero sin renunciar nunca a los cuentos que ya existen. Recuerda que eso se inició en años setenta y ochenta del pasado siglo, como la colección A favor de las niñas: "Pero no se puede deconstruir la narrativa tradicional, sino crear otros cuentos feministas, porque, además, no se trata de invertir los roles, sino crear desde una mirada feminista nuevos valores".

Quiere dejar claro que todos los cuentos de la narrativa tradicional, y muchos de los actuales, son sexistas en cuanto proceden de una sociedad patriarcal: "Como en gran medida es actualmente la nuestra. Pero lo que hay que preguntarse es el valor que, no obstante, tienen estos relatos para los niños y niñas".

Según ella, el primero que se lo preguntó de manera casi científica fue Bruno Bettelheim (1903-1990), escritor y psicólogo infantil, en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, publicado en 1975: "Toda la concepción de la bondad positiva de estos cuentos parte del análisis que él hizo, donde hacía especial hincapié en la importancia que estos relatos tenían para la formación moral e intelectual de los niños; no hay que perder de vista que eso es lo fundamental".

Orquín, como otros expertos, tiene claro que el cuento de hadas le ofrece al niño de una forma simbólica materiales para entender sus sentimientos: "Hay que pensar que el libro de Bettelheim se escribe después de todas las teorías de Freud, y por entonces ya se sabe cuáles son los sentimientos de los niños y cuáles son sus sufrimientos".

Sostiene Orquín que estos cuentos de hadas, en mayor medida que cualquier cuento contemporáneo, ayudan al niño a un mayor crecimiento psicológico "porque estos cuentos tratan de cosas que el niño siente dentro, aunque no es capaz de ponerle nombre, como es la rivalidad, el narcisismo... Estos cuentos le presentan imágenes con las que se puede identificar y el niño o niña puede ir eligiendo lo más positivo, o lo que está más de acuerdo con su personalidad".

Por otra parte, no pierde de vista que hay que tener en cuenta que estos cuentos proceden de la tradición oral, ya que Vladimir Propp, en su libro Raíces históricas del cuento, estudia estos cuentos maravillosos de hadas, a los que se puede considerar la prehistoria de la humanidad: "Todos ellos son universales, porque se dan con variantes en todos los países, son figuras que hay que considerar arquetipos".

"Por eso en el siglo XVII un hombre culto de la corte, como Perrault, toma estos cuentos de aquellos populares que había oído a su niñera, y hace una colección de clásicos que se mantienen ahora, como La bella durmiente, Caperucita o Piel de asno, que recogen esas experiencias subconscientes de iniciación para niños y niños. No hay más que recordar Caperucita, cuento que termina con una moraleja con la que se advierte a las niñas para que se defiendan frente a los hombres mayores que pueden perseguirlas", concluye Orquín, quien sostiene que los estereotipos que aparecen en las mujeres de estos cuentos no son sexistas, ya que las figuras femeninas, tanto las bondadosas como las malvadas, tienen un papel y, a veces, el más activo.


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El cuento de las hadas y los hados





Lo políticamente correcto choca con la tradición oral: Igualdad y UGT desaconsejan los relatos clásicos por sexistas - 'Blancanieves' o 'Cenicienta' siguen vigentes pese a las alternativas más actuales


AURORA INTXAUSTI

Hadas, princesas, madrastras, vampiros. El mundo de la fantasía nos lleva a historias imposibles y nos lanza a aventuras increíbles. ¿O es el mundo real? Los cuentos nos introducen en el universo de la lectura y al mismo tiempo nos descubren sentimientos como los celos en el caso de Cenicienta, la envidia en Blancanieves o el abandono en Hansel y Gretel.

Hadas, princesas, madrastras, vampiros. El mundo de la fantasía nos lleva a historias imposibles y nos lanza a aventuras increíbles. ¿O es el mundo real? Los cuentos nos introducen en el universo de la lectura y al mismo tiempo nos descubren sentimientos como los celos en el caso de Cenicienta, la envidia en Blancanieves o el abandono en Hansel y Gretel. Durante años, los clásicos de Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm o Charles Perrault han mostrado a los niños un mundo en el que el papel de la mujer y el hombre eran diferentes, porque correspondían a una época muy distinta a la que vivimos hoy.

Los nuevos cuentistas abordan otro tipo de temas relacionados con los valores que deben predominar en nuestra sociedad, como la solidaridad, el medio ambiente, el respeto al otro o la amistad. Pero lo políticamente correcto no derrota por ahora a la tradición y el cuento clásico sigue tan vigente como siempre. Hay quien apuesta por reinventar los cuentos y sobre eso hay diferentes teorías. Y hay otros que creen que resulta absurdo incluso el planteamiento de que pueda cuestionarse un patrimonio cultural de este orden.

El mercado editorial infantil y juvenil en España es uno de los más potentes de Europa, con una facturación anual que supera los 300 millones de euros. Se editan cantidades importantes de autores contemporáneos españoles y extranjeros. Sin embargo, los cuentos clásicos se llevan la mayor parte de la manzana. El Ministerio de Igualdad, el Instituto de la Mujer y el sindicato FETE-UGT apuestan por acercar a los niños cuentos no sexistas, ya que consideran que las historias infantiles suelen estar llenas de estereotipos. "Casi todas las historias colocan a las mujeres y a las niñas en una situación pasiva en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que realizar diversas actividades para salvarla", apunta Luz Martínez Ten, secretaria de Políticas Sociales de FETE-UGT. Y ahí están cuentos como La Bella Durmiente, Cenicienta o Blancanieves para demostrarlo.

Tan convencidos están de que a través de la educación se pueden lograr objetivos como fomentar la igualdad entre niños y niñas y prevenir la violencia de género que han lanzado la campaña Educando en Igualdad. "Que a las niñas les gusten las muñecas y a los niños los coches, y que las enfermeras sean mujeres y los mecánicos, hombres, es cuestión de educación". Así lo plantea la Federación de Enseñanza de UGT en la citada campaña, que ha editado 42.000 guías en las cuatro lenguas oficiales. Sin embargo, esta tesis no es compartida de forma generalizada. "Cuando se pregunta a los niños y niñas de seis y siete años qué quieren ser de mayores, los niños optan por las carreras tradicionalmente más masculinas, como presidente del Gobierno, político, astronauta, empresario, inventor, presidente de un club de fútbol o futbolista, pero ninguno dice que quiere tener niños o piensa en el amor y en los afectos, mientras que las niñas siguen dirigiéndose a aquellas carreras que son más aceptadas socialmente, y lo primero que expresan es que de mayor quieren casarse, tener muchos niños y tener una casa muy bonita y, después, hablan del trabajo", puntualiza Luz Martínez. Los docentes en los primeros cursos de la enseñanza son mayoritariamente mujeres. Sin embargo, el número de catedráticas que hay en las universidades públicas españolas es el mismo que hace 25 años.

Pilar Pérez, propietaria de la librería madrileña El Dragón Lector, asegura que a la hora de adquirir un libro infantil sigue predominando el cuento clásico frente a otras ofertas. "Hay muchos libros en las estanterías en los que los papeles asignados a la madre son más acordes a nuestra realidad. Les puede narrar una aventura sin dejar de lado la fantasía". Y cita como ejemplo el relato El boogie de los culitos, de Guido van Genechten, en el que el papá elefante es quien cuida de la casa y la madre es la que sale a trabajar.

La experiencia le ha demostrado a esta librera que es en la etapa de entre 10 y 12 años donde las lecturas elegidas por chicos y chicas se diferencian más. "Los chicos tienden a descolgarse de la lectura porque les atrae mucho más el mundo de los videojuegos y las chicas se lanzan a los vampiros y fantasmas. Lo que sí he comprobado es que bajo ese trasfondo fantasmal ellas buscan historias de amor". Pilar Pérez y su marido José Villota llevan seis años organizando actividades en torno a los libros porque creen que su labor es abrir una puerta al mundo de la lectura.

"En los 25 años que llevo impartiendo clases, las mentes y las actitudes de los chicos y las chicas han cambiado de forma importante. Nos preocupamos mucho de buscar material a través del cual los escolares puedan ver las distintas maneras de enfrentarse a nuestra sociedad", apunta Esther Vázquez, profesora de Educación Primaria. Y, en ese sentido, Luz Martínez Ten sostiene que la escuela es el mejor lugar para combatir actitudes sexistas y defender los valores de igualdad. "No podemos prescindir de los cuentos tradicionales porque forman parte de nuestra cultura. No vamos a hacer una pira con ellos y quemarlos. Se deben analizar y poner en evidencia aquello que no es correcto o no está bien. Lo bueno sería romper con la inercia sin eliminar el elemento mágico que debe tener todo cuento. Se puede y se debe jugar con los personajes, reflexionar, experimentar y analizar el papel del hombre y de la mujer en el texto", sentencia Martínez.

El ministerio, el Instituto de la Mujer y UGT han elaborado una guía para el profesorado en la que se destaca que el sistema educativo fue concebido para formar al alumnado en el marco de socialización patriarcal, en el que los hombres debían trabajar en el ámbito público y las mujeres, en el privado. Y que el sistema educativo actual ignora la realidad histórica y social de las mujeres y oculta su contribución a distintos campos del saber y al desarrollo de la humanidad. Además, apunta que en los libros de texto y en otros materiales del aula se utiliza un lenguaje "pretendidamente genérico, que deja invisible a la mitad de la humanidad".

"La educación es el instrumento para conseguir una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres", puntualiza Isabel Martínez, secretaria general de Políticas de Igualdad. "No se puede negar que se ha avanzado mucho en los últimos años, pero queda mucho camino por recorrer". Martínez es partidaria de romper estereotipos incluso en los cuentos y, a la hora de adquirir libros para los más pequeños, busca alternativas diferentes a los clásicos y se lanza a ofertas distintas, como La cenicienta que no quería comer perdices, de Nunila López Salamero con prólogo de Maruja Torres.

En esa línea de buscar algo distinto que ofrecer al lector está el editor de Thule, José Díaz, quien apuesta por la calidad de las ilustraciones y por textos diferentes. "Reinventar los clásicos para ser políticamente correctos es como ponerle puertas al campo. Cada época genera sus propios relatos y corregirlos no tiene ningún sentido". Eso no impide que editen cuentos como La boca del lobo, que es la historia explicada desde el punto de vista del lobo de Caperucita, que reconoce apenado que todo lo ocurrido fue un accidente. Otro de los cuentos editados por Díaz es Recetas de lluvia y azúcar, de las madrileñas Eva Manzano y Mónica Gutiérrez, un recetario de emociones que van de la templanza a la timidez, pasando por la paciencia o la tristeza. O El libro inclinado, de Peter Newell, en el que se narra la historia del carrito de un bebé que se le escapa a su madre y va atropellando a todo el mundo.

A María Castillo, editora de SM, lo que le mueve a la hora de publicar y elegir los temas es "el sentido común". "Y lo mismo me ocurre con este tema de la igualdad. No creo que sea necesario llevar las cosas al extremo. Hay que educar las emociones, los sentimientos, pero nunca imponiendo, porque el efecto que logras probablemente sea el contrario", añade. Castillo, que durante 13 años fue profesora y lleva 25 en el mundo editorial, es reacia a modificar los cuentos clásicos, esos que provienen del mundo oral y que se han transmitido a lo largo de los siglos. "Ahora abordamos temas como la justicia y la transparencia a través de relatos como Jaime de cristal, de Gianni Rodari; la tolerancia en El país del cuadrado, de Tanucci, o el amor en Un regalo del cielo, de Gustavo Martín Garzo".

En la misma línea argumental se manifiesta Marta Bueno, directora de infantil y juvenil de Planeta: "No creo necesario reinventar los cuentos que han formado parte de nuestras vidas". En los 32 años que llevan editando las historias de Teo se han ido modificando los distintos elementos para ir acorde a los tiempos. Lo que parece evidente es que en la literatura infantil y juvenil que se publica en España los personajes femeninos se han priorizado y han cobrado mayor peso en las historias.


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