jueves, 31 de diciembre de 2009

MANNELIS RIVERA, Mi Barrio en Letras, Jeringa

Mi vida es un arcoiris

El aíre flota

la luna me habla

mi pueblo está triste

la estrella me canta

la noche está clara

la noche está hermosa

porque la mariposa vuela

los lobos aúllan

los gatos arañan

y las plantas hablan

mi vida es un puro arcoiris.

MANNELIS RIVERA

Edad: 13 años. Mi Barrio en Letras Jeringa

JERIMY MARCEL DE LOS SANTOS (Mi Barrio en Letras)


Pies

Veo muchos pies

Pies que pasean por el parque

Pies que están de modas

Pies que lloran.



JERIMY MARCEL DE LOS SANTOS

Edad: 9 años. Mi Barrio en Letras Pueblo Nuevo

(Perdón créditos de la imagen. No sé de dónde la copié).

ESTARLIN MONTANO

Jeringa

Mirando una pared de mi barrio

Sin arbustos de animales

Una cascada de guineo

Hierba de mariposas

Nubes de caballo

Mapa sin casa

Un banco

Un gusano perro

Lean cocodrilos

Y la montaña se derrumba.


ESTARLIN MONTANO/10 años. Mi Barrio en Letras

Jorge De la Vega. Gusanito del revés. 1964 (Ilustración).

martes, 22 de diciembre de 2009

Hay historia

¡Bien hecho! Hermosamente ilustrado y conceptualizado. Me siento orgullosa de que existan productos de esta calidad, pues indica una evolución tremenda en tan sólo unos años. Anya Damirón y Pablo Pino se esmeran y ofrecen un conjunto sencillo e inolvidable. Lo mejor: es patrocinado por tiendas del Grupo Ramos, Super Pola y La Sirena, que sin duda empiezan a inculcar el consumo responsable como valor ético. Creo que deberíamos hacer llegar este mensaje a cada niño conocido para ir sembrando. En añadidura, con la compra del libro se aporta a La Casa del Pobre Divino Niño Jesús y a Aldeas Infantiles SOS. ¡Bien hecho!
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sábado, 19 de diciembre de 2009

Los felices de la charca, por Milady González

http://www.guije.com/index.htm

Los Felices de la Charca

En la charca todos estaban contentos al comenzar aquel día, como sucedía todas las mañanas, todos menos la rana Roli. Fue por eso que su amiga mamá Pata, como le llamaban a doña Peta, se inquietó al verle triste y pensativa.

— ¿Qué le angustia Roli? —Preguntó doña Peta, pero ella no respondió pues tan lejana en sus pensamientos estaba, entonces doña Peta se le acercó y aleteando sus alas le preguntó nuevamente:

—Roli, ¿Está usted bien? —El aleteo de mamá Pata la confundió, Roli muy asustada contestó: —Nada, no me pasa nada.

Dando saltos se alejó, dejando a doña Peta más intranquila y lamentándose por no haber podido ayudar a su amiga. Aquella actitud distraida de la rana la había contagiado, sin advertir del espacio y el tiempo quedó meditando la pregunta: ¿Qué será lo que le pasa?

Bailando su alegría en las cristalinas aguas iba Colitas, una pececita que jugueteaba sus días en la charca. Decidió dar un gran salto para que sus escamas centellearan con la luz del sol; pero cuando salió del agua vio que doña Peta estaba triste, y le preguntó: — ¿Qué le pasa mamá pata?

Igual de metida en sus pensamientos que Roli, estaba doña Peta, quien no escuchó la pregunta de Colitas.

Colitas asomó su cara fuera del agua para escuchar la respuesta de doña Peta, pero nada sucedió. Entonces decidida se introdujo en lo profundo del charco y luego con impulso, subió, subió, y subió hasta salir del agua, dando un salto olímpico por encima de la cabeza de doña Peta, y desde allí gritó con todas sus fuerzas:

— ¿Qué le pasa mamá Pata? —Su caída salpicó abrumadoramente a doña Peta. Fue tal el susto, que doña Peta respondió lo mismo que Roli y se alejó.

Los hijitos de doña Peta vieron a su mamá alejarse y le siguieron en una fila curva que ondeaba de un extremo a otro.

Muy de prisa iba doña Peta, tratando de esquivar los matojos de la charca, mientras se deslizaba suavemente como si la empujase el viento.

Apenada y solitaria quedó Colitas, viendo como se marchaban. Se dejó llevar por la corriente, flotando sin prisa y con las claras facciones de angustia.

Hasta el fondo llegó Colitas, ausente pues su presencia se había quedado en las alas de doña Peta y la ondulante cola que hacían tras ella sus crías. En el fondo estaban el cangrejo Pincitas, la Centolla Muelotas, la langosta Casuela y otros peces amigos que se le acercaron preocupados al ver su actitud. No era normal, Colitas siempre estaba alegre y dispuesta a sacarle una sonrisa a todos.

La pececilla vio como todos se le acercaban, sorprendida gritó:

— ¡Yo no hice nada, yo no hice nada!

Pincitas con sus enormes cachos sujetó a Colitas mientras le explicaba que solo querían saber qué le sucedía.

Ella respiró aliviada y con una sonrisa nerviosa tartamudeó.

—A, a mi nada. Quien tiene un serio problema es mamá Pata. La vi muy apesadumbrada. Pero cuando le pregunté se enojó y me gritó que no le pasaba nada, luego se marchó.

Todos se asombraron de aquella noticia.

—Oh, Oh… —Decían en coro.

—Yo me quedé súper, híper preocupada por ella... —Aseguró Colitas dejando al descubierto unos ojos saltones que la devolvían a su volátil personalidad.

—Debemos saber qué es lo que le pasa. Quizás sepa de algún peligro que nos amenaza. Vamos a ver que le sucede. —Propuso Pincitas.

Muy pronto estaban Colitas, Pincitas, Muelotas, y los peces amigos de Colitas en la superficie. Casuela dijo: —Allá esta mamá Pata con sus hijitos.

Sigilosos fueron a su vera, Colitas con cara de susto delataba lo nerviosa que estaba. Por eso Pincitas decidió hablarle.

—Disculpe mamá Pata, pero todos estamos muy inquietos por usted. ¿Podría por favor decirnos que le sucede?

Hasta ese momento doña Peta no había visto a los demás, fue el aspaviento de los patitos que la hicieron reaccionar para llevarse el espanto de su vida. Cuando vio a todos esperando, con los ojos bien abiertos y en suspenso, pensó que aquel era el fin. Rápidamente puso a los patitos detrás de ella, y preguntó muy enfadada.

— ¿Qué les pasa?

—Tranquila mamá Pata. Solo queremos saber qué le pasa a usted. —Dijo perturbado Pincitas.

—Ah, era eso. Disculpen ustedes, es que estoy intranquila por Roli. Ha estado pensativa y triste hoy, cuando le pregunté que le sucedía dijo que nada y se marchó muy enojada. —Explico doña Peta.

—Eso es lo que dijo Colitas de usted cuando le preguntamos. —Interpuso Muelotas.

—¿Enojada yo? No, yo me asusté. Y en verdad no me pasa nada. A quien estoy segura que le pasa algo es a Roli. Ella sí esta triste.

Pincitas y Muelotas dijeron — Vamos a ver que es lo que le sucede entonces.

Descansando su tristeza sobre una hoja de lila estaba Roli. En un círculo que rodeaba su estancia emergieron sus amigos. Al verse rodeada se asustó mucho más que doña Peta. Un impulso incontrolable la hizo dar un impresionante salto que la trasladó fuera del círculo y hasta la próxima hoja de lila.

— ¿Qué les pasa? —Gritó desde el otro lado.

—A nosotros nada. Es usted quien parece preocupada y triste. —Respondió Casuela.

— ¿Preocupada y triste yo? —Preguntó sorprendida Roli.

—Eso nos dijo mamá Peta aquí presente. —Añadió Casuela.

—Sí, y además muy furiosa. Porque cuando le pregunté respondió que nada le pasaba y se fue saltando por la charca. —Enfatizo doña Peta.

—Asustada, muy asustada, cuando sus alotas arroparon mi cara e impidieron a mis ojitos saber qué ocurría. Me asusté, mucho me asusté. —Finalizó Roli con un profundo suspiro.

—Pero es que estaba usted tan…

— ¿Triste y distraída? —Interrumpió Roli.

—Eso, muy triste, yo la vi. —Replicó mamá Peta, ahora con voz suave y calmada.

—No, no, no. Nada de nada me ocurría. Es que me preguntaba yo: ¿Qué le pasaba a los habitantes del rincón Agua Clara que están desbordante de felicidad? No es el cumpleaños de ninguno, ni la fiesta conmemorativa de la charca, no ha nacido ningún bebé y ellos están muertos de felicidad. Solo eso me ocurría. —Expuso Roli.

¡Qué alivio sintieron todos! Claro estaba que aquella no era razón para preocuparse. Todos se fueron riendo, la rana Roli no entendió y ellos no precisaban explicarle, pues los felices de la charca honraban su nombre cada mañana y todo el día sin importar las condiciones del tiempo, poniendo su granito de arena para preservar la felicidad de cada uno.

MILADY GONZALEZ, escritora de literatura infantil y juvenil, poeta, estudiante de la carrera de Educación mención filosofía y letras, residente de la comunidad de Jarabacoa, email milady@sosuanet.com

lunes, 9 de noviembre de 2009

Mi balandro azul


Plutarco Andújal


El balandro azul se aleja
De la playa, de la ola,
De mi amor y de mi sueño.

Desde aquí
        Miras el puerto
Por allá
        Ves la farola
De este lado
         El arrecife
De aquel otro
        La vela rota.


¿Quién con vocación de viento
irá y vendrá por el mar?
¡Oh, la fuerza del balandro
que navega sin parar!

Suspira, pequeña ola
Esperando que los vientos
Te impulsen hacia su proa.

Ondulas… ¡casi lo logras!

El encaje de la espuma
Hace crecer tu figura.

Alarga, estira, suspira…
Inerte, el líquido viertes.

Quedas a merced del viento.

Inédito: LEIBI NG

Mi balandro azul


Cabalga...
sobre la cresta
de la ola.
En la cima...
está el balandro
la espuma tiñe de
añil-cobalto

Navega...
en el agua fresca.
Se ilumina
con la luz de las anguilas

Se aleja...
marcha en silencio
y algo mío va tras su estela

Me deja...
anclada cerca del puerto
sin cielo/azul
ni tesoro
estibando mi tristeza.

De mi libro inédito: El balandro azul. LEIBI NG

domingo, 25 de octubre de 2009

UN COLIBRÍ DE ORIGAMI

  -



Colibrí hijo de la grulla. Nació jugando con la grulla, haciendole variaciones a esta. Dado que no existen grullas en América del Sur, buscaba desarrollar un ave Americana con un nivel de dificultad al plegar semejante al de la grulla tradicional, como lo es este colibrí, deseando que muchas personas pudieran plegarlo. Espero que así sea.
Mas fotografías en:http://colibritejedor.blogspot.com/20...
Música del video interpretada por el maestro Harold Martina, resultado de la Investigación de la profesora de la Universidad Nacional de Colombia Elli Anne Duque: "El Granadino: La música en las publicaciones periódicas colombianas (1848-1860).", 2 Vols. y CD. Bogotá; Fundación de Música, 1998. http://www.lablaa.org/blaavirtual/mus...

sábado, 24 de octubre de 2009

Lo real hechiza al cuento infantil Expertos explican las nuevas temáticas del cuento, al comenzar el III Festival del Libro Infantil.


Atrás parecen haber quedado las historias de hadas y duendes o de personajes de dibujos animados comerciales. En la literatura infantil contemporánea colombiana la realidad más próxima es la que prevalece: dos hermanitos viven con su madre porque su padre los abandonó; una pareja afrocolombiana se enamora en un humilde caserío del Pacífico y un niño sordo se enfrenta con valor a la cotidianidad.
Del cómo está evolucionando el cuento infantil hablaron expertos a propósito del inicio del III Festival del Libro Infantil, organizado por la Cámara Colombiana del Libro, que contará con una rica programación, a nivel nacional, en librerías, bibliotecas y entidades promotoras de la lectura, hasta el próximo fin de semana.
Es una iniciativa que busca llamar la atención de los padres para que conviertan los libros infantiles y juveniles en un elemento de primer orden en la formación de sus hijos.
"Los padres no se preocupan por ir con los niños a las librerías y muy pocos van a las bibliotecas. Y lo más curioso es que cuando un adulto realmente ve el contenido de los libros para niños se enloquece de la felicidad", comenta María Osorio, de Editorial Babel.
Conexión con la realidad
Como lo dice el popular grupo argentino Les Luthiers en su simpática parodia 'La gallinita dijo eureka', "a los chicos hay que decirles la verdad". Y esa es, quizás, la principal razón que ha llevado a los escritores infantiles a abordar los temas cotidianos en sus escritos.
"En la literatura para niños se ha tomado conciencia de que justamente todos los temas son posibles. Creo que la literatura de ahora acompaña a estos niños inteligentes de hoy, hiperpreguntones, para los que no hay temas vedados", explica la escritora Yolanda Reyes, de la librería especializada Espantapájaros.
En un análisis sobre el tema, que presentó el investigador Luis Bernardo Yepes Osorio en la edición más reciente de la revista de Fundalectura, "el humor, la discapacidad, la muerte, las angustias existenciales juveniles, el amor en sus distintas manifestaciones, el poder y la separación de los padres fueron tópicos predominantes en las obras".
Para Mireya Fonseca, editora infantil de Panamericana, la clave está en la manera como se le cuente al niño la historia. "La trama debe tener un lenguaje fácil, comprensible, con construcciones gramaticales ágiles; que, complementado con la ilustración, le llegue de una manera amena al niño".
El escritor cubano y especialista en literatura infantil y juvenil Sergio Andricaín complementa a Fonseca con otros ingredientes importantes: la investigación y la sinceridad.
"La cosa es cómo ayudar al niño a entender esas realidades tan difíciles, tan crudas sin caer en un discurso y en eso es muy importante la sinceridad. Se trata de que a través del camino de la literatura, que tiene recursos específicos, tú puedas ayudar al niño a crecer", explica Andricaín.
Por su parte, Reyes destaca el papel que juega en todo esto la poesía, que en la infancia se encuentra en todas partes. "Para un niño entre los 0 y los 4 años, el mundo del lenguaje es un mundo sonoro en el que importa mucho menos el qué y mucho más el cómo. Y el primer texto de un niño es el texto poético. En esa medida los libros para los más chiquitos son libros llenos de sonoridades, son verdaderos poemas".
¿CÓMO ACERCAR LOS NIÑOS A LA LECTURA?
Para la escritora Yolanda Reyes la mejor manera de acercar el niño a la lectura sigue siendo lo que ella denomina 'el triángulo amoroso'. "Sentarlo en las piernas, abrazarlo y leerle un cuento. Es que la voz humana que te acompaña, cuando eres chiquito, es lo que te conecta a la lectura para siempre, yo creo. Y eso se hace leyendo con ellos una y otra vez la misma historia. A los niños les gusta leer porque saben que los adultos están ahí atrapados y saben que no se van a ir de su lado. Es la tiranía de tener encadenado al sujeto; a ese papá que apagó el celular y que dijo: 'no me pasen llamadas' porque estoy leyendo este cuento'".
ALGUNAS ACTIVIDADES EN BOGOTÁ
-Sábado 24 de octubre. Taller '¿Cómo se hace un libro?' con Helena Castaño.
Lugar: Prólogo Café & Libro. Hora: 3:30 p.m.
-Domingo 25 de octubre. Lecturas de cuentos desde los balcones de la Fundación Rafael Pombo. Hora: 1 p.m.
- Miércoles 28 de octubre. Lectura especial para bebés desde 8 meses. Lugar: Librería Espantapájaros (Carrera 19 No. 104A -60).
- Jueves 29 de octubre. Mesa redonda '¿Existe la literatura juvenil?' Participan María Fernanda Paz, Yolanda Reyes, Carlos Sánchez y Francisco Montaña. Lugar: Librería Babel Libros (Calle 39A No. 20 - 55). Hora: 5:00 p.m.
- Sábado 31 de octubre. Música, lecturas y disfraces. Lugar: Parque Nacional Bogotá Hora: 11:00 a.m. Taller de cortar y pintar los mitos. Lugar: Biblioteca Virgilio Barco. Hora: 4 p.m.
- Domingo 1 de noviembre. Danza contemporánea 'La Oruga'. Lugar: Fundación Rafael Pombo. Hora:  12 m.
CONSULTE TODA LA PROGRAMACIÓN DE LAS ACTIVIDADES EN EL PAÍS EN:http://www.lijcolombia.com/eventos.php


Publicado el 23 de octubre de 2009
CARLOS RESTREPO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO

miércoles, 14 de octubre de 2009

CATILANGUA LANTEMUE ¡EXCLUSIVA!

Este cuento maravilloso y popular forma parte de un libro titulado Había una vez bajo las palmeras, Ángeles Pastor la autora, fue Catedrática, Facultad de Pedagogía Universidad de Puerto Rico. El libro es de la Editorial Laidlaw Brothers, River Forest, Illinois, 1962. Le doy las gracias a mi sobrino Sui Long Ng, quien entonces era un niñito angelical y hoy es un egresado de INTEC con la carrera de medicina. Ojalá que alguien reedite estos maravillosos cuentos que recogen nuestra tradición hispana: "El pavo de la abuela zapatona", "La cucarachita Martina y el ratoncito Pérez", "Juan Bobo" y por supuesto, el maravilloso "Catilanguá Lantemué". Me encanta, ¿a qué es chulo? Disfrútenlo con los niños! ©Leibi Ng

Catilangua Lantemué

por Ángeles Pastor

  Nadie sabe todavía cómo llegó al barrio esta señora de extraña y graciosa figura. El caso es que ella hizo su casa con pencas de palmas de coco.

Tan rara esta señora, que nadie sabía su nombre; pues ella aún no había hecho amistad con ningún vecino del barrio.

Un día se acercó a la casa de la señora un niño llamado Juan Calalú.

-¿Quien vivirá en esta casa?- dijo Juan Calalú.

En seguida recordó que su mamá le había enviado a pedir candela a un vecino. Tocó a la puerta de la casa de pencas de coco, y esperó.

Al momento se abrió la puerta y apareció una señora muy rara, que tenía las piernas y el cuerpo de barro.

La señora se sonrió y le preguntó a Juan:

-¿Qué deseas, niño?

-Deseo un poco de candela para mamá. Con ella mamá encenderá lumbre en casa.

-Yo te daré candela con mucho gusto. Te daré candela si me traes agua en este calabazo. Y te daré candela si sabes decir mi nombre al regresar del río- le dijo la señora a Juan Calalú.

Juan se fue al río y llenó el calabazo de agua. Luego se sentó sobre una piedra junto al río y comenzó a llorar…

¿Cómo se llamará esa señora? -decía mientras lloraba.

En este momento salió un juey (cangrejo) muy alegre de su cueva y dijo a Juan Calalú:

-¿Por qué lloras, Juan Calalú?

-Porque no sé el nombre de la señora de las piernas de barro.

Y Juan Calalú siguió llorando mucho.

Al ver al niño llorando, el juey dijo:

-Juan Calalú, voy a ayudarte.

-Y ¿cómo me vas a ayudar, amigo juey? ¿Acaso sabes el nombre de la señora? -preguntó el niño.

-Mira acá. Juan Calalú. Cuando llegues a casa de la señora le dices: «Aquí está el agua Catilanguá Lantemué»- le dijo el juey a Juan.

Juan Calalú tomó el calabazo diciendo:

-Gracias, amigo juey.

Muy contento llegó Juan Calalú a casa de la señora de las piernas de barro y le dijo:

-Tenga, Catilanguá Lantemué, el agua.

-¿Quién, pero quién te dijo mi nombre? -preguntó Catilanguá Lantemué, disgustada.

Y como corre el agua de un río crecido, así corría Catilanguá Lantemué en busca de quien dijo su nombre.

-¿Quién sería? -hablaba Catilanguá entre dientes mientras corría.

¡Qué mucho le dolían las piernas de barro de tanto correr! Pero entonces vio algo que se movía a lo lejos. Se acercó, y vio que era un buey manso y viejo que pastaba tranquilamente en el prado.

Al llegar junto al buey, Catilanguá dijo:


-Buey, buey, buey,

Buey, esperanza de mué,

¿has dicho que yo me llamo

Catilanguá Lantemué?

Y el buey respondió:

-No, no, no,

no, esperanza de mué,

no he dicho que tú te llames

Catilanguá Lantemué.


Con sus piernas aún más pesadas ahora, Catilanguá Lantemué seguía corriendo.

Entonces llegó a una vaca que descansaba acostada en el pasto y le dijo:


-Va… a … ca,

vaca, esperanza de mué,

¿has dicho que yo me llamo

Catilanguá Lantemué?

Asombrada, le respondió la vaca:

-No, no, no.

no, esperanza de mué,

no he dicho que tú te llames

Catilanguá Lantemué.


Catilanguá Lantemué corría y corría. Pronto encontró a un burro que se espantaba las moscas con el rabo y el dijo:

-Bu… u… rro,

burro, esperanza de mué,

¿has dicho que yo me llamo

Catilanguá Lantemué?


Y el burro le respondió con voz ronca:


-No, no, no.

no, esperanza de mué,

no he dicho que tú te llames

Catilanguá Lantemué.


¡Pobre Catilanguá Lantemué! Parecía que sus piernas iban a quebrarse. Pero entonces alcanzó a ver al juey y le dijo:

-Juey, juey, juey,

juey, esperanza de mué,

¿has dicho que yo me llamo

Catilanguá Lantemué?


-Sí, sí, sí,

sí, esperanza de mué.

Yo dije que te llamabas

Catilanguá Lantemué -dijo el juey,


clavando sus picaros ojos al viento.

No bien terminó de hablar así el juey, Catilanguá corrió tras él. Velozmente, el juey parecía rastrillar la misma tierra con sus ocho patitas ligeras y ágiles.

Parecía que Catilanguá iba a dar alcance al cangrejo. Pero entonces éste se escurrió por entre las aguas del río. Chas… chas…, sonaban las aguas a su paso.

Catilanguá Lantemué seguía tras el juey. Y, olvidando que sus piernas eran de barro, corrió dentro del río. Bruu… bru… bru…, sonaban sus piernas al ablandarse. Después se ablandó todo su cuerpo, y allí quedó Catilanguá Lantemué en las aguas del río.

Y, desde entonces, de Puerto Rico hasta el fin del mundo, las aguas de los ríos parecen cantar.

Y cuenta el abuelo que, desde ese día los jueyes se esconden en los ríos o hacen sus cuevas bien hondas en la tierra.


FIN

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las aventuras de Realitón y Kungominé



Un gato chino aquí, ¡eso no puede ser!
¡Hay que alertar la guardia! ¡Hay que cuidar al Rey!
Un gato chino en el Palacio Real ¡eso no puede ser!
¡Llamen a la guardia, protejan la entrada, cuidemos al Rey, nuestro Rey!
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LA FAMILIA REAL DE LOS RATONCITOS

Las inspiradas palabras de un maestro de origami.

"El mundo se alimenta de sueños.
Pero el mundo avanza cuando los sueños pierden su envoltura virginal y comienzan a ser lo que la textura de lo concreto dice que son.
Tony C. Sánchez es uno de esos soñadores selectos que prefieren forjar sus sueños desde la contundente atmósfera de la realidad.
Tras veintiséis años en Francia, vino a la República Dominicana supuestamente a descansar.
Pero hay espíritus que no descansan nunca.
En su descanso vacacional, de pronto hubo quienes se dieron cuenta de su capacidad profesional y de su sensibilidad artística.
Y le hicieron el llamado. Pusieron a su disposición tiempo y recursos.
He aquí su realidad.
El proyecto Disco-Libro para Niños se ha iniciado.
Estamos acostumbrados a discos extranjeros para niños que utilizan un mínimo de recursos. (¡Claro, son para niños!)
Y estamos habituados, hasta ahora, a una notable ausencia de producciones discográficas dominicanas para los que no tienen aún cédula.
Y este es su sueño que vive. Y se escucha.
Treinta músicos y una brillante actuación de niños enfrentaron el reto de crear un mundo mágico desde la brillantez púrpura del castillo del Rey Felardo, el Príncipe Realitón y el hambriento y sagaz Kungominé, y a todo ello hay que unir la excelente interpretación de Ibel Cruz, factores que, junto a la dirección y composición de la música, acaban por entregarnos un hito para la historia de la música y una referencia obligada en la literatura infantil.
El mundo necesita hoy la canción de los niños.
Aquí la tenemos.
Disfrutémosla junto a sus legítimos destinatarios, nuestros hijos".

JOSÉ RAFAEL SOSA
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martes, 15 de septiembre de 2009

ENCONTRÉ A KUNGOMINE

¡Qué maravilla! Al cabo de los años, recuerdo el momento en que llegó a nuestras vidas este disco libro para niños. ¡Cuánto reímos mis hijas y yo! Hoy lo rescato del montón de discos de vinyl que hay por aquí y no tardo en compartirlo. ¿Qué se hizo Escala Record? ¿Qué se hizo Tony Sánchez?
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miércoles, 9 de septiembre de 2009

VII Premio Internacional de Literatura Infantil y Juvenil



 | Eventos | 8/9/09 | 0 comentarios
Para estimular la creación de obras en lengua española dirigidas a lectores de ocho a doce años, el Grupo Anaya convoca el VII Premio Internacional de Literatura Infantil y Juvenil. La obra ganadora deberá contribuir a formar la personalidad de los lectores, promover su integración social y difundir los valores propios de una sociedad democrática. Podrán presentarse autores de cualquier nacionalidad con obras originales, inéditas, no publicadas, ni difundidas, y no podrán haber sido premiadas anteriormente o estar presentadas a otro premio. Se establece un único premio indivisible de 18.000 euros y la publicación de la obra. El plazo de admisión de originales finaliza el 15 de septiembre de 2009.

jueves, 27 de agosto de 2009

UN LIBRO MÍO, PERO CUBANO

Mi amigo ENRIQUE PÉREZ DÍAZ, fecundo, incapaz de estarse quieto, con más de 40 títulos en la saca, me ha editado un libro que apenas veo hoy en Internet: Tragaluz. Yo no sé si contiene los 3 cuentos que iban en el original proyecto, pero de todas formas, agradezco a mi amigo este libro. Gracias, Enrique y un beso domínicochino.

miércoles, 19 de agosto de 2009

CUCA


A: Ángel Haché, entrañablemente
Por: Augusto Feria

El teléfono de disco color marfil, sonó tres veces aquella tarde, Tati levantó el auricular con un "¡aaaló!" sin emoción, para escuchar la conocida voz de Manola, su cuñada que le decía:

- ¡Cuca acaba de fallecer!

Lanzó un quejido rápido, pero contenido, atinando a decir nada más: ¡voy para allá!

Antes de partir acertó a llamar a Martín, su único hijo, a quien le repitió la misma oración, con su mejor pose de La Dolorosa. Tomó su sempiterna cartera repleta de artilugios y caminó Las Mercedes hacia el este hasta la esquina de los bancos, donde doblaría hacia el norte, camino de su casa, frente a frente a la del Patricio, como indicaba Manola.

La casa solariega parecía un perenne recuerdo del Siglo XIX: Muebles vetustos, el reloj de péndulo, la vitrina de libros antiguos, de entre los que llamaban la atención los tres tomos de la primera edición de la Historia de Santo Domingo de Antonio del Monte y Tejada, también sobre la mesa redonda con mantel de fino encaje, Iris, la pata disecada como premio-recuerdo de sus doce años de vida. A su lado el teléfono, más allá el refrigerador con el motor en la cabeza, mejor conocidos en el ámbito familiar como el segundo y primer misterio que para completar la trilogía, el Espíritu Santo vendría a ser la electricidad, los únicos elementos del Siglo XX en el lugar, hasta ese año 1977; luego del patio interior, la habitación matrimonial del segundo piso con su palangana de porcelana, donde se encontraba Papín entre penumbras. Se abrazaron en silencio, quedando allí con el tiempo suspendido, como todo lo que les rodeaba.

Con el ímpetu de sus treinta y dos años, abrió Martín la puerta de la calle, con su propia llave. Manola, con cara de circunstancias se acercó a recibirlo, rompiendo el silencio con su típico ¡hay San José!, esta vez con voz trémula, ronca, profunda, como del más allá, Señalando hacia atrás, le dijo:

- Allá están.

Cuca salía poco, estaba gorda, sumamente gorda por su vida limitada a aquellas viejas cuatro paredes, abandonada, descuidada su apariencia, sus uñas largas, su mirada triste. Había fallecido sin enfermedad alguna, de repente; Papín decía que la mató el corazón.

Martín se acercó a su padre que entre dientes le dijo:

- ¡Ya está preparada! Y haciendo un gesto con la cabeza murmuró. ¡Bajemos!

Y así descendieron hacia el cobertizo a la vera del gallinero, único lugar vivo de la casa.

Su mortaja era de tela amarrada con cuerdas toda de henequén, intentaron tomarla con las manos, pero pesaba mucho, Martín pensó que podían vencer la dificultad, introduciendo dos palos de escobas que allí había entre las sogas, a modo de varales para la litera fúnebre, y poder sacarla hacia el automóvil. A duras penas - era muy pesada - caminaron con su carga de muerte hacia el comedor. Tatí y Manola, en una esquina observaban el sombrío cortejo, apretadas una a la otra. Por desgracia frente a ellas sucedió el accidente, uno de los palos se rompió bajo peso tan descomunal, cayendo el cuerpo sobre los mosaicos con un golpe seco y lúgubre; la escena se paralizó de inmediato… momento expectante que… sólo el sonido y el tufo de ése, su último pedo, la volvió a reanimar como cohete disparado al cielo. Corriendo, los sollozos aumentaron a nivel de histeria, una resuelta Tatí consolaba y soportaba con ternura a Manola, que no podía contenerse a punto de desfallecer. Sus amargos rostros veían todo negro; en ellos se dibujaban sus sentimientos más desesperados. Apresurados, con la premura de desaparecer el tremendo espectáculo frente a las más queridas mujeres de la familia, levantaron en vilo a la difunta con uñas, lágrimas, palos, dientes, cabuya y sudor, para colocarla con rapidez en el Peugeut 204, aparcado en la calle.

Terminado el trabajo, se acicalaron con parsimonia Tatí y Papín; Martín preguntó, mientras aún resoplaba y se secaba el sudor:

- ¿Manola no va? Papín contestó con parquedad:

- No, ella no soporta estas cosas.

Así se inició el cortejo fúnebre, despacio, como lo ameritaba la ocasión; tomaron la Arzobispo Meriño hacia el malecón y luego hacia el oeste para los lados de Metaldon; sería su última morada. La característica del trayecto fue aquel silencio descomunal, a veinte kilómetros por hora; treinta y tres minutos tardó - la edad de Cristo, diría Manola santiguándose - únicamente las respiraciones pausadas de los protagonistas se sentía. Mientras también, lentamente caía la noche.

Al llegar al lugar se escucharon nada más palabras breves, sotto voce. Mereció igual prodigio, sacar el cuerpo del baúl para lanzarlo al mar. Después de aquello Papín permaneció en silencio, oteando el horizonte, el pie derecho sobre una roca, la brisa le arremolinaba el pelo, parecía la viva estampa de Napoleón, su personaje inolvidable, como nos lo presentan en las viñetas, escudriñando el campo de batalla de Waterloo… Sólo se le escuchó decir:

- ¡Carajo! Que poco vale la vida.

Martín recordaba con nostalgia los recuerdos gratos de sus días de niñez, sus retozos con Cuca, cuando la atropelló el automóvil, aquella tarde en que se perdió, la vez que le entablilló la pata…. Pensó que faltaba el epitafio: Aquí yace Cuca Andújar, perra fiel hasta la muerte.


Santo Domingo R. D.
20 de febrero 2008

sábado, 15 de agosto de 2009

TRICHE, EL MANATÍ

En recuerdo de Amaury Villalba

Cada zambullida hacía reventar el agua en torbellinos de

espumas. Triche lloraba. Sus lágrimas se unían a la gran salazón del

mar. Aunque trataba de razonar en medio de su tristeza, las lágrimas

corrían sin control por entre los pliegues de su cara. Hizo ''bembita"

con el labio superior y se vio muy gracioso. Como lo tenía dividido en

dos, podía mover una parte dejando la otra completamente quieta.

Recordó las palabras de su madre:

-"No te alejes de aquí. Las aguas están muy sucias y tengo que

encontrar el camino de las algas y los lirios.”

Allí en la desembocadura del río, las lluvias arrastraban gran

cantidad de lodo y basura: llantas, latas oxidadas, ramas, fundas y

galones plásticos, corrían mar adentro afeando el paisaje y poniendo

en peligro la vida de los habitantes de las aguas.

La mamá de Triche, una señora manatí, grande como un

minibús, (pesaba mil doscientas libras y tenía casi tres metros de

largo), necesitaba ir río arriba para comer su ración de algas y lilas.

Triche, su bebé de un año que ya alcanzaba las 60 libras, todavía se

alimentaba con su leche.

El tiempo pasaba rápidamente, pero la mamá de Triche no

llegaba.

El manatí subió a la superficie para respirar y contempló el

paisaje nuevamente. ¡Nada! Rastros de todo, menos de su madre. Se

sumergió de nuevo y su hocico oscuro y arrugado chocó con la naríz

puntiaguda de un tiburón tan joven como él.

-¿Qué me miras? -preguntó, escondiendo su timidez con un

tono de bravuconería.

-Nada, nada. Nunca había visto un manatí tan cerquita. Una vez,

por la playa, oí a unas niñas cantando: "Ti, ti, manatí..." y cuando le

pregunté a mi papá, me dijo: "¡Manatí! ¡Si te encuentras uno eres

mago, mi hijo!"

-Y ahora te estás creyendo que eres brujo, ¿no?

-No. Papá me dijo que ustedes son tan escasos porque la gente

se los come y también pueden morir heridos por las hélices de los

motores fuera de borda; presos en redes de pescar o víctimas de la

contaminación. Bueno, mi papá me dijo que una vez devoró uno por

Samaná...

-¿Y esas son tus intenciones? -exclamó Triche, alarmado. -Te

advierto que soy cinturón negro! -mintió.

-Descuida- dijo el tiburón. -Soy vegetariano, como tú. Cuando

me obligan, lo más que hago es masticar y masticar la carne para

chuparle el juguito. Después la boto. Antes, mi mamá se ponía

histérica, pero ya se cansó y me deja que coma hierbas, como ella

dice.

El tiburón no había cambiado su tono de voz tranquilo y en

ningún momento dejó de mirar a Triche directamente a los ojos.

-Créeme- continuó. No me hace ninguna gracia pelear para

comer, o peor aún, atacar a un indefenso como tú, que ni uñas tienes

para defenderte, ni unos buenos dientes como estos..

Al decirlo, abrió las mandíbulas tan grandes, que mostró dos

sierras perfectas de marfil afilado.

Los ojitos de Triche se pusieron más chiquitos. Trataba de

encontrar correspondencia entre el discurso del tiburón y sus gestos.

Ya había aprendido que entre lo dicho y lo hecho, hay mucho trecho.

Por eso, le gustó la mirada transparente del escualo y su instinto le

dijo que podía confiar.

-Bueno, te creo. Mi nombre es Trichechus manatus, pero mamá

me dice Triche. ¿Y tú?

-Mi nombre es Litoral. No, no te asombres. Mamá es muy

romántica. Su placer es nadar en las noches de luna llena. Cuando

estaba embarazada, vio a un poeta que recitaba sus versos a orillas

del mar y la palabra que más le gustó fue Litoral.

-A mí también me parece bonita. Suena a poesía y hasta parece

dibujar el mapa de una isla con reflejos de agua.

Al decir esto, Trichechus puso sus cortas aletas en

movimiento, marcando un mapa con trazo imaginario.

-Desde hoy, Triche y Litoral son amigos -sentenció el tiburón

agregando:

-¿Quieres conocer mi escondite secreto?

-No puedo. Mamá me dejó aquí, esperándola. Si me muevo, me castigará.

La cara de Litoral se ensombreció.

-Triche, tengo que decirte algo. Yo no te encontré por

casualidad. Mis papás salieron de nuestra cueva, avisados de que

habían herido una manatí, pero regresaron pronto y mi mamá estaba

llorando. Dijo que la pobre sólo decía: "¡Mi bebé, mi bebé!". Yo salí sin

decir nada, seguro de que te iba a encontrar.

Las lágrimas corrían de nuevo por los pliegues de Triche.

-¡Estoy solito en el mundo! ¡Estoy solito!- gemía con gran

tristeza.

-No llores, Triche. Yo te ayudaré. No te dejaré solo. Te

acompañaré a buscar comida. Juntos nos defenderemos y haremos

frente a todas las dificultades. ¡Vamos, Triche, cuenta conmigo!

Triche lo miró por entre las lágrimas. Había amistad en esta

promesa de Litoral. Se desahogó llorando largo rato, hasta que se

calmó. Tenía que sobrevivir.

Junto a su amigo nadó, buscando el escondite secreto. Atrás

dejaron las aguas sucias y entraron al mar siempre verde y brillante.

Triche era un mamífero y Litoral un pez, pero ambos vivían en

el mar y la amistad no se fija en diferencias de formas, colores ni

lugares. Los rayos del atardecer iluminaron el cuerpo oscuro del

manatí nadando junto al plateado tiburón. Juntos tenían mucho que

aprender.

Copyright Leibi Ng

lunes, 10 de agosto de 2009

RECOMENDABLES PARA NIÑOS Y ADULTOS






LOS ESTUVE COLECCIONANDO, casi los tengo todos... mas ando sobre patines; no me había detenido a leerlos hasta que... !encontré uno tirado en el suelo camino a casa de mi hermana y lo recogí! Entonces fui caminando y leyendo desafiando las reglas de seguridad. Me llevé una agradable sorpresa, pues LUCINDA Y LA MAGIA DEL AMOR, NO ES DEL TODO PARA NIÑOS, aunque contiene información preciosa que no todos los niños sabrán descodificar inmediatamente PERO ES absolutamente imprescindible para CRECER. Igualito que en los cuentos de hadas, hay un mensaje para el alma. Bendita la luz del conocimiento y benditos los tiempos que ponen en manos de los padres y educadores las herramientas que fortalecen los espíritus.


martes, 4 de agosto de 2009

Biblioteca Infantil y Juvenil República Dominicana





http://www.tubiblioteca.net/

¡VAYA! quiero publicar la programación, pero por una de esas cosas de la vida da error. Así que saldrá cuando sea posible y los dioses lo permitan.

Cuerpo en una burbuja: una innovación de la poesía dominicana

Ryan Santos Agradable ha sido para mí sumergirme en otra obra del prolífico escritor dominicano Julio Adames, a quien tuve la oportunidad de...