domingo, 19 de octubre de 2008

Poemas de la abuela Yaya


18 Octubre 2008, 8:07 PM
Oye multitud
Escrito por: CLAUDIA HERNÁNDEZ DE ALBA (Claudiahdez_07@hotmail.coml)

Escribir para los niños es un arte difícil, sobre todo porque debemos retornar a la infancia y volver a ser niños con la ingenuidad y la ternura propia de ellos.

La poesía los ayuda a mejorar su capacidad lectora, les emociona y estimula hacia un mejoramiento de la capacidad de imaginar y crear.

Cuando se requiere realizar un trabajo que reúne cualidades de belleza, ternura, disfrute, armonía, ritmo y que ayude al desarrollo de la capacidad creativa, se requiere de mucha dedicación. En nuestro país son pocas las personas dedicadas a escribir poesías infantiles. Doña Ariadna Martín Vanderlinde, aporta a la niñez dominicana el libro de poemas “La Abuela Yaya” donde queda plasmado el amor que siente por todos los niños, donde con sus propias palabras ella expresa que abre las puestas de su corazón no importando raza, ni religión en cortos y sencillos poemas de fácil aprendizaje.

La señora Ariadna Martín Vanderlinde es una experimentada pedagoga, la directora de Asuntos Generales de la Universidad del Caribe (UNICARIBE), poeta, escritora y sobre todo defensora a ultranza de los valores patrios, el medio ambiente, las tradiciones de la nación dominicana. Ha desempeñado funciones en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Nos encontramos frente a una persona que sigue abrazando el sueño de ver a su pueblo culto. Un día movida por esos sentimientos mayores de quien está llamado a formar e instruir, escribió para niños y niñas su libro “Los poemas de la abuela Yaya”. Todavía andan por ahí algunos ejemplares que lamentablemente, no se han vuelto a reeditar.

El costo de las publicaciones es cada vez más alto; pero el país debería prestar atención a esos libros que alimentan el alma y adiestrar al pequeño a cuidar la naturaleza, valorar la inmensa belleza del mar que nos rodea, los animales, las plantas y a recoger que ser “dominicano” es un privilegio que se fortalece con la cultura que nos han legado los mayores. Quizás este sea uno de los sufrimientos de doña Ariadna Martín, no observar una educación que se refleje en las normas de existencia social, esas que se aprenden a edad temprana y si no se reafirman, pueden sustituirse por vicios, malos hábitos y costumbres que desdicen de nuestra razón humana de ser.

La violencia crece en las calles. Muchos menores y adolescentes andan sin brújula que les oriente con certeza el camino. Las drogas irrumpen en los hogares como “Perro por su casa”. El Estado dominicano debe multiplicar el esfuerzo y redoblar los programas educativos, no permitir que los libros se encarezcan y pasen de moda de un curso a otro.

En el caso específico de la Universidad del Caribe con su visión de lograr “un hermoso proyecto de Educación Superior Semi-presencial creado para permitirle a los jóvenes que ya se encuentran insertos en el mercado de trabajo, desarrollarse profesionalmente sin la necesidad de eliminar sus compromisos de trabajo”, y verificar que esta institución de estudios superior tiene en su población estudiantil más de 2000 estudiantes becados, entre ellos discapacitados y ciegos a los cuales se les ha implementado el sistema Fibred.

Apenas dicha institución cuenta con un área de parqueo para sus estudiantes, cuando a lo largo y ancho del área se concentran negocios de todo tipo, donde los automóviles se sitúan a sus anchas. Libros como el de Ariadna Martín deben valorarse y promoverse y formar parte de la educación y el arte de la docencia primaria dominicana, este material viene implementado con un precioso libro acompañado de su CD. Felicitamos a doña Ariadna por ese profundo amor a la niñez dominicana el futuro de nuestra patria.

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