domingo, 16 de octubre de 2011

Yo, Ulmus por Leibi Ng

Scolytus multistriatus.


“… y tomaremos sobre nosotros el misterio de las cosas como si fuésemos espías de los dioses”.
 El rey Lear. William Shakespeare

Sé que muchos no lo creerán, pero nosotros, los de la familia Ulmáceas, ocupábamos extensos bosques. Éramos tantos como un ejército apretado luchando por la libertad, el pan y la justicia. Hasta el cielo se elevaban nuestras voces alabando el nacimiento de los retoños. Agradecidos, contemplábamos el paisaje con bondad. A nadie hacíamos mal y en cambio resistentes, nos repartíamos el trabajo en los astilleros, en los muelles, en las casas, en los más sólidos pilares de la civilización y nuestro nombre fue dado a muchas vías en varios continentes.

Como bendiciones, recibíamos elogios del sol, de la lluvia y del viento. Tenían especial aprecio por nuestra belleza. No sólo éramos altos, sino monumentales; no verticales, esbeltos; no frescos y vigorosos, lozanos… Resplandecíamos bajo la luz del día y al claro de la luna. 


Llenábamos alamedas con una música propia que salía de nuestras copas perfumadas… 
Eran nuestras las flores de amarillo y púrpura, con sámaras o frutos que diseminábamos ante el brote de las hojas nuevas. Gozábamos de una salud “de troncos” y los años pasaban circundando nuestras cortezas, al renovar el compromiso con la vida nueva.
¡Éramos sanos y robustos!


Ella llegó una mañana de primavera. Traía en su cuerpo la desgracia, pero no lo sabía. Llegaba alegre y despreocupada de un viaje por Holanda. Se llamaba Scoly. Venía cargada de ilusiones, dispuesta a conquistar a todos con su aroma; un aroma que junto al de mis brotes atrajo el viento del exterminio.

Yo sé que gemir no es digno, pero me brota el llanto al contemplar las ruinas, y es imposible evitar la paradoja de lo que fuimos y en lo que nos hemos convertido.

Lo cierto es que yo, como mis hermanos, allí alineados, flanqueando las riberas, empezamos a notar cómo se marchitaban nuestras hojas sin poder hacer nada. A partir de las puntas de nuestras ramas, aquel verdor cambió a un pardo-rojizo que oscureció cuando las hojas se enrollaron por el haz, como escapando de sí mismas. Igual que los soldados destrozados en medio de la batalla, se nos caían las ramas carcomidas por un enemigo invisible y silencioso que parecía nacer de nuestra propia savia.

¿Quién iba a saber que sucumbiríamos a causa de aquella criatura oscura y vivaz?
Recuerdo cuando se prendó de uno de mis miembros recién cortados; soltó aquel aroma extrañísimo que luego supe llamaba feromona. Estaba ansiosa por reproducirse…
taladróme mil veces perforando mi tronco con su estirpe y fue graficando mi sentencia. En cada hueco depositó una larva. No me dolió cuando me perforó, me dolió cuando supe que no tenía remedio, que me había condenado a ser un símbolo de muerte.

Scoly llegó con el desequilibrio. Preñada de su especie y portadora de mis propias esporas de C. Ulmi. Igual que aquel macabro monarca que obsequió a Alejandro Magno una doncella de hermosura capaz de doblegar su estatura pero inconsciente de matar con solo un beso pues había sido ungida desde el nacimiento, hasta crear una poción letal viviente. Para mí y los míos, Scoly fue el regalo de la adversidad.

Sin embargo, yo no hubiese hecho lo mismo que hicieron con la niña-veneno cuando la descubrieron, que fue lanzarla al fuego. A Scoly la habría cuidado hasta purificarla y salvarla para salvarme a mí mismo.

Ahora es muy tarde. Me asierran sin misericordia y ella no tiene más remedio que irse a otro árbol a prolongar su dispersión, llorando igual que todos, la desaparición del bosque grande y majestuoso al que pertenecimos con tanto orgullo.

Desde la orillas del Henares, cedo mi espíritu a los vientos y muero con la huella de coleóptero de mi pequeña , eterna Scoly, inocente instrumento de la hecatombe de los olmos.

Yo, Ulmus minor, no guardaré rencor, mas no me pudriré tranquilo hasta que vea sustituir a los de mi estirpe por otros árboles vacunados, resistentes e inmunes al hongo desdichado que camina montado en cuerpo ajeno y sobre cuerpo ajeno faena silencioso destruyendo implacable la majestad del bosque.

©Leibi Ng
Alcalá de Henares, Madrid






Este relato es sobre la grafiosis, enfermedad que ataca a los olmos de Europa. Yo vi los olmos del Río Henares y quise escribir algo al respecto para que las muertes de estos maravillosos árboles no sea silenciosa y con la esperanza de que se logre frenar la enfermedad.

"Entre Culturas: viajando por la diversidad"

Para conmemorar Día de la Raza
La Biblioteca Infantil y Juvenil República Dominicana
celebró feria cultural

               


                              

 SANTO DOMINGO, 13 Octubre 2011.- Con el objetivo de conmemorar el Día de la Raza, la Biblioteca Infantil y Juvenil República Dominicana (BIJRD), organizó una feria cultural titulada "Entre Culturas: viajando por la diversidad".

En esta feria decenas de niños, niñas y adolescentes usuarios de la BIJRD participaron en equipos representando diferentes países del mundo, a fin de dar a conocer los aspectos más importantes de cada nación como su música, baile, gastronomía, vestuario típico, idioma, ubicación geográfica, entre otros.

Todos los participantes contaron con el apoyo y asesoría de las embajadas de los diferentes países presentes en la feria, las cuales les proveyeron toda la información necesaria a fin de que lograran una buena representación.

En la actividad los concursantes realizaron presentaciones artísticas con canciones y bailes típicos de los países que promovían. El Coro Infantil y Juvenil del DPD interpretó además canciones sobre la hispanidad.

"Hemos preparado esta feria con la intención de promover y fomentar entre nuestros lectores el conocimiento de las culturas que componen los cinco continentes, enfatizando que somos una sola raza, la humana", dijo Ceneida Mosquea, encargada de la sala la Biblio de l@s Niñ@s.

Los participantes expusieron acerca de la música, baile, gastronomía, idioma, moneda, política, clima y ubicación geográfica de más de 20 países, entre ellos: Corea, Colombia, México, Italia, Panamá, Venezuela, Cuba, Japón, España, Egipto, Puerto Rico, Francia, República Dominicana, entre otros.

Un jurado compuesto por la escritora de literatura infantil, Leiby Ng; directora infantil y juvenil del Ministerio de Cultura, Irene Corporán; y la programadora cultural infantil y juvenil del Centro de Cooperación Española, Olga Valdés; eligieron a los equipos que a su juicio realizaron mejor exposición.

Los equipos ganadores

Resultaron ganadores en la categoría juvenil de 13 a 18 años, representando a Corea: Hechel Ann Mateo, José Antonio Estévez y Reyson Arturo Lizardo; la representación de Venezuela a cargo de Kimberly Nayrobi Willmon, Seliné Pérez, Carmen Aritza Beltrán y Naomi Sherwood Reynoso.

En la categoría infantil de 1 a 6 años representando a México: Daniel Caraballo, Diego Caraballo, Andy Aaron y Dilady Sánchez. En el renglón infantil de 7 a 13 años, resultaron vencedores la representación de China: Kalu Li y Kaju Li. Los representantes de Italia: Marco Davico yAlexander Davico

Acerca del Día de la Raza

El 12 de octubre se conmemora la fecha en que la expedición de Cristóbal Colón llegó a las costas de una isla americana que posteriormente fue llamada "La Hispaniola" en 1492. Esta fecha se ha considerado como un día memorable porque a partir de entonces se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado "encuentro de dos mundos".

Cuerpo en una burbuja: una innovación de la poesía dominicana

Ryan Santos Agradable ha sido para mí sumergirme en otra obra del prolífico escritor dominicano Julio Adames, a quien tuve la oportunidad de...